Arquitectura Islámica

El islam surge entre Oriente Medio y Oriente Próximo. 

Su fundador fue Mahoma que nació en el año 570 en Medina y falleció en 632. El islam en un principio cabe interpretarlo a través de tres ciudades: Medina, La Meca y Jerusalén. Ya inicialmente esta religión tenía lazos de unión con el judaísmo y el cristianismo, pero finalmente habrá una ruptura total y el islam pasa a ser la tercera religión monoteísta del Mediterráneo. 

 

Para los seguidores de esta religión, La Meca representaba el horizonte personal a alcanzar, y era donde se conservaba la Piedra de la Kaaba. Por tanto para Mahoma era muy importante entrar victorioso en La Meca, cuando por fin lo consigue lo hace con un gran número de seguidores. Para el islam, Mahoma es el último de los profetas y el Corán era el libro sagrado, en el que se establecía que el peregrinaje a La Meca era obligatorio, al igual que rezar mirando a la misma. 
El punto de partida de la arquitectura islámica se remonta a las fortificaciones de adobe en los oasis, de los nómadas del desierto que se dedicaban al comercio y a la ganadería. Como vemos su arquitectura era muy pobre, pero esto no limita a la arquitectura islámica alcanzar una alta cota de refinamiento. 

 

El primer Estado islámico fue definido por Mahoma siendo él el primer Jefe de Estado islámico, es un hombre de Estado y de religión, y esta característica se mantiene en los diferentes cargos de Estado. 

 

Este primer Estado es el califato Omeya, con capital en Damasco. El segundo Estado islámico es el del califato Abasí, con capital en Bagdad. 

 

En el año 711 los seguidores de Mahoma entran en la Península Ibérica. En menos de un siglo el islam se configura como la tercera fuerza del momento en el mundo Mediterráneo junto con el sacro Imperio germánico y el Bizantino. En su expansión por Oriente y Occidente se encuentra con diferentes civilizaciones y va absorbiendo todas sus culturas: india, persa, romano-bizantina… De esas diferentes tradiciones los islamistas van a elaborar la suya junto con su propia arquitectura. Los orígenes de esta arquitectura se fundamentan además en estas tradiciones: romana (técnicas constructivas, estructuras, bóvedas), bizantina (parámetros decorativos), y de la persa (la cerámica vidriada, el mundo del jardín). Van a hacer de esas distintas tradiciones una síntesis que cobrará una personalidad propia.

 

Los edificios de mayor significado son los religiosos, en este caso las mezquitas. Hay diferentes tipos arquitectónicos dentro de las mezquitas, en concreto trataremos la de sala hipóstila, que es el tipo al que pertenece la mezquita mayor de Córdoba.

 
Para encontrar los orígenes de su configuración arquitectónica hay que retroceder en el tiempo a la vida de Mahoma, a su casa de Medina. Esta presentaba las características de las casas de los oasis con una serie de estancias habitacionales cubiertas en un lado que era donde vivían las distintas familias del clan. A su alrededor había un gran cercado al aire libre donde se guardaba el ganado.
Cuando Mahoma reúne a un número de fieles se reúnen en su casa para rezar y transforman el cercado levantando troncos de  palmeras y cubriendo el espacio con hojas de palmas. Este techado es el precedente de la mezquita.
En su origen Mahoma establece que se rece mirando a Jerusalén, es decir al norte; pero cuando se rompen los lazos con las otras dos religiones monoteístas se establece que se rece mirando a La Meca, es decir hacia el sur. Por ello cuando este recinto se amplía debido al aumento de número de fieles se hace hacía el sur.
-     Características de las mezquitas:
 



El recinto sagrado se conoce como la fortaleza de la fe delimitada por una estructura de muralla, dentro de la cual se encuentra un patio a cielo abierto (sahn o patio de las abluciones) y una sala de oración (sala hipóstila), los cuales son los elementos de partida de todas las mezquitas. En estos lugares es importante definir la dirección de rezo hacia La Meca, y la manera más clara de definirla es mediante el plano perpendicular a dicha dirección, que es un muro (el muro de la quibla, o kibla), al cual se tiene que mirar cuando se reza. En este muro hay una hornacina (mihrab); que toman prestada de las hornacinas de las sinagogas donde se encuentra el libro de la Torá. El mihrab está situado en el punto medio del muro de la quibla.
En el entorno del mihrab hay una escalera de madera cuyo carácter es de mueble, en la que el muecín se sube para poder ser visto por los fieles y dirigir las oraciones, se llama minbar. Ese espacio se delimita con una pequeña verja a la que solo accede el muecín, este es el espacio de la maqsura. En el sahn hay unos pórticos perimetrales llamados riwaqs. Y en la sala hipóstila una torre, el alminar.
Es un espacio por tanto extensivo y direccional que en un principio aúna características del cristianismo y del judaísmo.
- Mezquitas:
§  La mezquita de la cúpula de la Roca en Jerusalén:

 

Es la primera gran mezquita del islam, no se somete a este esquema tipológico sino que responde a un esquema de un martirium paleocristiano. Está situada en el recinto donde la tradición situaba el templo de Salomón. Su planta es centralizada con una forma octogonal. Su construcción es así porque se construye para señalar el espacio circular que envuelve a una roca, en el centro de la mezquita, este lugar era donde se decía que Mahoma había ascendido al cielo a partir de esta roca. Alrededor de este espacio hay dos anillos perimetrales que pasan del círculo central al octógono perimetral, generando dos deambulatorios. Al sur hay un muro con una hornacina que indica la posición de La Meca. El espacio central está cubierto por una falsa cúpula, cuyo recubrimiento es de madera. Además tiene préstamos de la arquitectura romana y bizantina con el uso del mármol, y de la persa con la cerámica vidriada.


§  Mezquita Mayor de Damasco:
Es la primera que sí obedece al modelo de sala hipóstila. El recinto sagrado presenta un patio a cielo abierto porticado en su perímetro y una sala de oración, con un bosque de columnas. Y también varios alminares. Es una mezquita que adopta una forma monumental, pero lo que sorprende en sí son los paralelismos con las basílicas paleocristianas. Las causas de esto son que anteriormente en ese recinto había habido un templo romano dedicado a Júpiter y posteriormente la basílica de San Juan Bautista. Los musulmanes la derribaron y en su lugar construyen esta mezquita, pero utilizan algunos elementos arquitectónicos de la misma. Eso lo que hace es establecer las tres naves de la sala hipóstila paralelas al muro de la quibla y no perpendicular; con lo que el espacio arquitectónico no responde a la dirección de rezo.


Uno de los problemas con el que se encuentran al ser un espacio extensivo y cambiante (va sufriendo ampliaciones debido al aumento de población) es la altura de la edificación. Una cuestión clave es disponer la cubierta a una altura adecuada, lo que establece unas pautas para incorporar segundos niveles de altura. 
Otro de los préstamos que encontramos en las mezquitas es el eje del mihrab. La religión islámica no es jerarquizada, por lo que el espacio de la mezquita debería ser más neutro, sin embargo la presencia del eje de simetría hace que aparezca un cuerpo que jerarquice. Este cuerpo en este caso está resuelto con estructuras abarcantes y abarcadas.
En estos primeros momentos la arquitectura islámica es adusta en su decoración, prima la fábrica de ladrillo. El mihrab es la parte más decorada, con motivos geométricos (lacería), motivos caligráficos y vegetales.
 

Las mezquitas de Al-Aqsa, Kairouan y Túnez presentan naves perpendiculares al muro de la quibla, planteando un cambio en la organización de naves. Las naves son el espacio que está limitado por las columnas y las crujías.


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